viernes, 28 de diciembre de 2012
Seguiré siendo “vándalo”, mientras siga el PRI, PAN, PRD y la explotación capitalista
Seguiré siendo “vándalo”, mientras siga el PRI, PAN, PRD y la explotación capitalista
Pedro Echeverría V.
1. Salieron los 14 jóvenes de la cárcel y son bienvenidos para continuar la lucha contra la corrupción, la mentira y la represión ejercida por del poder; pero los malditos gobernantes aprovecharon para resucitar una ley represiva más: el artículo 362 para imponer a los luchadores sociales “reincidentes”; sabe la burguesía que la mayoría somos “reincidentes” porque tan grande nuestra indignación, que nadie nos puede comprar menos prohibir salir a protestar en las calles. ¿Creen acaso que somos cobardes para –después de un sacudón- huir como tontitos a nuestras casas a ver tele? Los estudiantes fueron encarcelados por 27 días por luchar por la justicia y contra la imposición, pero los gobiernos de Peña Nieto y Marcelo Ebrard aprovecharon la situación para acusarlos de desmanes de los que no fueron culpables, siendo los mismos gobiernos los instrumentadores.
2. Los “vándalos” fueron un pueblo más, hace 1500 años; aparecen en la historia tan luchadores, como conquistadores, agresivos y subordinados en su tiempo. Sus enemigos –como siempre sucede- buscaron desprestigiarlos. Los izquierdistas reivindicamos a los anarquistas, comunistas, terroristas, agitadores, zapatistas, robavacas, nacos, indios, vándalos y demás enemigos del pensamiento racista y la sociedad capitalista. Así que decirnos vándalos, anarquistas o agitadores en un país capitalista, en un país de la desigualdad y la injusticia, es de mucha honra. Por ello preguntamos: ¿cómo un pueblo que es víctima de todos los males sociales, que por todos lados sufre injusticias, que apenas le alcanza para mal vivir, que puede observar que un puñado de empresarios y políticos se queda con la riqueza, no se rebela? Por eso somos agitadores de la conciencia.
3. No hay que buscar culpables individuales o personales fuera de los gobiernos y empresarios que siguen un política de provocación. Hay que preguntar primero: ¿Quién se ha encargado de incrementar el descontento de nuestro pueblo que siempre produce riquezas que nunca desfruta? ¿Quiénes son los que violentan el país robando y acumulando gigantescas riquezas mientras la población no tiene para comer? ¿Quién juzga a esos personajes que de manera consciente aplican políticas que producen la ira de la población? Por ello seguir indagando con afán persecutorio, a las gentes de abajo con criterios del poder, es seguir en la línea del sector dominante. En estas confrontaciones sólo hay un culpable: el poder económico y político que busca perdurar en su sitio a pesar de que representa los intereses de la minoría.
4. Los únicos culpables de las confrontaciones son los gobiernos que buscan impedir las protestas contra su corrupción y sus saqueos. ¿Por qué con muchos días de anticipación encierran sus actos políticos –como la toma de posesión presidencial- si dicen contar con el apoyo del pueblo? Saben los gobernantes que los pobladores están descontentos por la miseria y el desempleo que sufren, por eso donde se van a hacer los actos primero colocan miles de militares, gigantescas bardas, enormes cantidades de gas lacrimógeno, caballos, perros, para intimidar y evitar que la población proteste. Recuerdo que en los años sesenta, en vez de todo ese espectacular aparato represivo, detenían a 10 o 20 líderes sociales por los tres o seis días que estaría Kennedy, De Gaulle u otras visitas renombradas en el país. Hoy dado que la conciencia y el descontento han crecido, no alcanzarían los calabozos.
5. Giuliani, aquel policía fascista y ex alcalde de Nueva York en 2001, que trajo el policía Marcelo Ebrard a México, fue el que impuso la idea de “delincuencia cero” aconsejando métodos de control y represión. Él, obviamente, no hablaba de la delincuencia de los gobernantes o los empresarios que mantenían a la población oprimida y descontenta, sino de los pobres y miserables que salían a la calle a reclamar justicia. Ebrard declaró que fueron los empresarios quienes pagaron al fascista Giuliani, pero fue él quien lo propició valiéndole un carajo las condiciones de pobreza y miseria de la mayoría de la población. ¿Cómo influyeron esas enseñanzas en el nuevo mandatario de DF, Miguel Mancera, que se niega a retirar las acusaciones contra los presos del primero de diciembre? Pero el problema es que el PRD se ha vendido al PRI y al PAN para ser exactamente lo mismo.
6. Pero el pueblo mexicano sabe quienes haces las leyes, quienes las aprueban y cómo se ponen en práctica. ¿Qué significan las freses huecas de “respetar las leyes”, “el Estado de derecho” y “mantener la paz pública”, sino no someterse a la dictadura de la clase dominante? Está bien, deben haber leyes, pero sólo aquellas que sirvan a los trabajadores, a los explotados y desempleados del país integrado con el 80 por ciento de los pobladores; pero en México todas las Constituciones (de 1824, 1857, 1917) han estado al servicio de la propiedad privada, es decir, de los propietarios de las grandes riquezas, de diferentes gobiernos y partidos. ¿Qué hacen los tribunales, los jueces, los abogados, sino interpretarlas y acomodarlas a su favor para mantener el sistema de dominación. Así que no le sigan buscando seis pies al gato, si ya saben que la delincuencia está en la clase dominante.
Consultar: http://pedroecheverriav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx
sábado, 1 de diciembre de 2012
Se habla acerca de la posible muerte de un manifestante en #OcupaSanLazaro. Sigue en directo la movilización contra Peña Nieto
por Kaos. México
Sábado, 01 de Diciembre de 2012 17:28
Reporte de la LIMEDDH sobre enfrentamientos en el DF. Listado de personas heridas
Lista de personas heridas hasta las 14 horas.
Reporte de la LIMEDDH sobre enfrentamientos en el DF
Lista de heridos hasta las 14:00 hrs del 1 de Diciembre de 2012
La Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos informa en su Acción Urgente AU-ABUSO DE AUTORIDAD- 011-2012-MEX los siguientes heridos:
CRUZ ROJA DE POLANCO
José Uriel Sandoval Díaz de 22 años.
Carlos Yahir Valdivia de #YoSoy132 herido por bala de goma, en estado de gravedad y quien,además, presenta desprendimiento de retina.
Juan Franco Hulkenda, integrante del Frente de Pueblos por Defensa de la Tierra de 65 años, herido en la cabeza.
José Jesús González Ortega, de 52 años, con herida en la cara.
Jorge Velazquez Villavicencio, de 17 años, con heridas en el muslo izquierdo.
HOSPITAL BALBUENA
Roberto Vázquez, herido en la cabeza.
Brayan Limón García. Estudiante de la Voca 10 del IPN
Brayan Rodríguez Rodríguez
Julia Luna Guzmán. Estudiante del CCH Naucalpan
1 profesor de la Sección 22 del cual no se ha obtenido el nombre
7 personas por intoxicación por gas
El informe retoma, además, los datos del periódico Milenio que informan sobre 16 intoxicados, 2 heridos por quemaduras, uno por fractura y un lesionado por una piedra.
Esperamos que la información se actualice en el transcurso del día.
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15:42. Acampada Revolucion empieza a replegarse y resguardarse
15: 25. Se reportan aproximadamente 65 personas detenidas en el Distrito Federal en el contexto de las manifestaciones contra Peña Nieto.
14:42. Desde Acampada Revolución nos informan que esta llegando una gran cantidad de granaderos al Monumento. Se solicita apoyo para proteger a quienes se encuentran en la Acampada.
11:16. Al parecer integrantes del movimiento #YoSoy132 se dirigirán al Zócalo
11:12. Cruz Roja reporta 25 heridos por balas de goma. Al menos dos con fractura expuesta, y dos heridos en la cabeza
10:46. Cruz Roja emite comunicado,declara que Carlos Yahir ha perdido la vista, reporta a otro joven como grave
10:31. La Cruz Roja asegura que el joven está gravemente herido en el hospital.
10:23. La Secretaría de Seguridad Pública niega la muerte del manifestante, sin embargo, compañeros dicen que la muerte la confirmaron los paramédicos.
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Nueva transmisión desde el Zócalo:
Radio Zapote 102.1 FM
http://www.livestream.com/radiozapote
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En las manifestaciones participan diversas organizaciones estudiantiles, sindicales, comunistas y anarquistas.
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Muere el manifestante Carlos Yahir Valdivia, tras un impacto de bala de goma en el cerco de San Lázaro
Fuente: Sinembargomx
El choque entre manifestantes y la Policía Federal y granaderos que resguardan los accesos a la Cámara de Diputados ha dejado ya una víctima mortal. Se trata del manifestante Carlos Yahir Valdivia García , quien falleció por un impacto de bala de goma en el rostro, reporta Grupo Fórmula. Aunque las autoridades no han confirmado este hecho, usuarios de Twitter, que se encuentran en el cerco #OcupaSanLazaro, aseguran que la muerte de Valdivia fue confirmado por paramédicos.
Hay miles de personas fuera de San Lázaro. La respuesta de las autoridades es la represión, lanzan gases lacrimógenos y se escuchan petardos.
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Sigue el ustream
http://www.ustream.tv/channel/ricksdavila#utm_campaign=t.co&utm_source=11592528&utm_medium=social
martes, 20 de noviembre de 2012
México: Los inicios de la Revolución Mexicana entre los pueblos mixtecos
por Francisco López Bárcenas
La Revolución no fue la misma para todos; los pueblos indígenas, siempre prestos para la defensa de la tierra, son una muestra de ello. El autor, abogado e intelectual indígena, recupera las batallas de los mixtecos para construir una historia desde abajo de este episodio histórico.
Fuente: Desinformémonos
México. En 2010, el gobierno federal de México montó un escenario mercantil para festejar el primer centenario del inicio de la Revolución Mexicana, el cual festejó exaltando la figura de Francisco I. Madero al tiempo que ignoraba la participación de Emiliano Zapata y Francisco Villa, los generales más populares y que dirigieron ejércitos que defendían las causas de los pueblos. Pero el centenario de la Revolución no se reduce a una fecha, tampoco a hechos de relevancia nacional. Los pueblos tienen sus propios tiempos y gestas que festejar, en los que sus antepasados participaron enarbolando sus propias banderas. En el presente texto se expone la forma en que los pueblos mixtecos participaron en el inicio de la Revolución Mexicana, las causas que los llevaron a tomar esa decisión y la manera en que lo hicieron.
Introducción
Cuando el general Emiliano Zapata, Comandante General del Ejército Libertador del Sur, se dirigió a todos los revolucionarios reunidos en Ayoxustla aquel 27 de noviembre de 1911 para que, si no tenían miedo, pasaran a firmar el Plan de Ayala. Entre los que se pusieron de pie y avanzaron hacia la mullida mesa sobre la cual se hallaba el histórico documento se encontraban cuatro mixtecos: el general Jesús Morales, originario del municipio de Petlalcingo -conocido entre su gente como “El Tuerto” Morales por la falta de un ojo que perdió de niño en una riña callejera-; el capitán Francisco Mendoza, del pueblo Organal, en Chietla; Catarino Mendoza, y Amador Acevedo, del Huauchinantla, todos del estado de Puebla.
La presencia de los mixtecos en tan importante acto obedecía a varias razones. Una de ellas era la cercanía geográfica con los rebeldes del estado de Morelos, lo que había facilitado que pelearan juntos en la época del maderismo; pero más significativo que eso era su cercanía ideológica y la desilusión que en ellos generó el incumplimiento del Plan de San Luis Potosí por Francisco I. Madero que, aunque de manera tibia, prometía devolver las tierras de las cuales los indígenas hubieran sido desojados de manera arbitraria. Los sucesos posteriores a la firma de los acuerdos de Ciudad Juárez, por los que Porfirio Díaz renunciaba al poder, mostraban claramente que Francisco I. Madero no pensaba cumplir su promesa y, por lo mismo, los campesinos que lo apoyaron se sintieron desligados de él y con el derecho de volver a las armas para recuperarlas. Así, pues, los unían los ideales de que la tierra volviera a sus legítimos dueños: los pueblos originarios de la región. Y ese era el punto central del Plan de Ayala al que ahora acudían a firmar.
La presencia mixteca en la firma del Plan de Ayala también tenía otro significado. Mostraba que el movimiento zapatista no era un asunto local que se circunscribiera al estado de Morelos, de donde el general Emiliano Zapata era originario; por el contrario, abarcaba una inmensa región del centro y el sureste mexicano. En la región mixteca los ideales zapatistas tenían presencia desde la mixteca costeña hasta la mixteca alta y baja, tanto en el estado de Puebla –donde ya habían combatido coordinadamente durante el maderismo- como en los de Guerrero y Oaxaca, donde todavía no lo lograban. El hecho de que pelearan aislados no significaba que no coincidieran en sus propósitos, únicamente que todavía no se encontraban y ponían de acuerdo.
El presente documento busca explicar las condiciones económicas, políticas y sociales que prevalecían entre los pueblos mixtecos, que permitieron que sus dirigentes y líderes rebeldes se identificaran con el zapatismo y que algunos de ellos participaran en la firma del Plan de Ayala. Con él se pretende mostrar que la historia de las rebeliones campesinas entre los pueblos mixtecos es distinta a la forma como oficialmente se ha contado. Particularmente, de los pueblos mixtecos no existen estudios que presenten explicaciones de conjunto, siempre se muestran como parte de la lucha en los estados a donde pertenecen y así no se percibe la importancia que tuvieron como pueblos socioculturalmente unidos. Un estudio con este enfoque da otra dimensión de su resistencia y sus horizontes, que también pueden ser los de otros, pero con sus rasgos específicos.
La Mixteca a principios del siglo XX
El siglo XX llegó a la región mixteca en una tensa calma. La desigualdad económica en que vivían sus habitantes y la injusticia social que esto representaba no era para menos. El descontento de los pueblos por esa situación era una verdad que pocos se atrevían a ver y menos a cuestionar. La situación social tenía múltiples orígenes y manifestaciones; una de ellas era la agraria. La mayor parte de la tierra seguía siendo comunal, pero en medio de ellas existían importantes haciendas y ranchos, pequeñas si se comparan con las de otros lugares del país, pero grandes si se toma en cuenta su impacto en la economía regional, su organización política y la división de clases sociales a que daba lugar.
Haciendas y ranchos había por toda la región. Por el estado de Puebla, en el distrito de Acatlán, ubicado en la mixteca baja, existían 21 ranchos dedicados a la cría de cabras que después destinaban a la matanza que se realizaba en Tehuacán para obtener grasa, carne y cuero; la actividad tenía tanta importancia económica que las compañías Jiménez y Caminero, representadas por Germán Hoppenstedt, establecieron sucursales en los municipios de Chiautla y Tehuacán. También incursionaron en la agricultura, especialmente en el cultivo de la caña para fabricar azúcar, piloncillo y aguardiente.
Por el estado de Oaxaca fueron importantes las haciendas de La Pradera, en el Distrito de Huajuapan, y el Rosario, en Etlatongo, en la mixteca baja; la Concepción, en Tlaxiaco, en la mixteca alta; y otras de Jamiltepec, en la mixteca costeña. La primera, con más de 10 hectáreas, era la más grande de esa parte de la región, tanto que encerraba los pueblos y estaba rodeada de ranchos ; la de la Concepción, ubicada en la cañada de Yosotiche, era importante por la calidad de sus tierras, el agua abundante en ellas y su clima húmero, ideal para cultivos comerciales, principalmente la caña de azúcar.
En el Distrito de Jamiltepec, en la mixteca baja, existían las haciendas de Santa Cruz, propiedad de Wenceslao García; la de Huazolotitlán, propiedad de Dámaso Gómez ; y la Guadalupe, en Collantes, propiedad de la Casa del Valle y Compañía. Además de las haciendas se contaban 75 ranchos, 13 estaban en el centro, 11 en Huazolotitlán, nueve en Pinotepa Nacional, 14 en Cortijos, dos en Pinotepa Don Luis, ocho en Amuzgos y 12 en Atoyac. La mayor actividad de ellos era la siembra de algodón y la cría de ganado vacuno y caballar, importante para el traslado de las mercancías desde ese la costa hasta otros lugares de la república.
En el estado de Guerrero, en el distrito de Abasolo, cuyo centro político y económico era la ciudad de Ometepec, se concentraba la burguesía agraria, prácticamente dueña de todo el territorio del distrito. La familia de Carlos A. Miller era dueña de casi todo el municipio de Cuajinicuilapa, once ranchos ganaderos y alrededor de once mil reses; la familia de Juan Noriega era propietaria de mil hectáreas, donde alimentaba reses, caballos “de buena clase” y burros. Otros propietarios eran de tierras fueron José María López Moctezuma, Ángel Sandoval, Ignacio López Moctezuma, Librado López Alarcón y Antonio Reguera. Otras familias que no tenían tanta tierra completaban sus ingresos para igualar a los anteriores participando en la administración pública.
En todas estas haciendas y ranchos se sembraban diversos productos como caña de azúcar y algodón, lo mismo que se impulsaba la crianza de cabras y ganado mayor; todos para satisfacción del mercado regional y nacional, usando mano de obra mixteca muy barata. Junto a las haciendas y ranchos existieron las “haciendas volantes”, inmensos atajos de cabras propiedad de ricos que arrendaban las tierras comunales para que pastaran y pastores que las cuidaran. Un caso excepcional en esta actividad fue el del español Guillermo Acho que formó un verdadero corredor, a imagen de la feudal Mesta española, que incluía regiones enteras con diferentes características agroecológicas necesarias para la cría y engorda de chivos.
Del otro lado estaba la economía campesina, la que servía a las familias mixtecas para obtener el sustento diario. Los pueblos dedicaban sus tierras a la agricultura tradicional y la sostenían con el trabajo solidario entre familias. Sus productos principales eran maíz, frijol y calabaza, indispensables en su dieta diaria. No obstante las diferencias entre la producción comercial de las haciendas y la tradicional de los pueblos, estas actividades mantuvieron relaciones desiguales y de sometimiento para los segundos. Una de ellas se daba a través de la mano de obra que los habitantes de los pueblos ofrecían a los dueños de las haciendas, ranchos y trapiches para hacerlas producir, donde por salarios míseros trabajan “de sol a sol, hasta que el mayordomo les sacaba todo el juguito” ; la otra era a través de la venta de sus productos agrícolas, principalmente el maíz, por el cual les pagaban precios mucho más bajos en relación con los costos de producción.
Derivada de este sometimiento, los pueblos sufrían el desprecio y la discriminación de los ricos que no los aceptaban como eran, porque además de que usaban técnicas de producción tradicionales, su falta de apego a la producción mercantil les impedía explotar su trabajo. No faltaron quienes -criticando la costumbre mixteca de incendiar los pastos para abrir las tierras al cultivo, a la que se unía la de producir slo lo necesario para el autoconsumo´- propusieran el retorno a los trabajos forzados y “hasta el absurdo sistema de esclavitud”.
Esta situación daba como resultado una marcada división de clases donde los hacendados, rancheros y dueños de las haciendas volantes ocupaban la primera escala de la pirámide, -dominado todas las demás- y la última las comunidades indígenas. En medio de ella se encontraban los profesionistas y pequeños comerciantes, artesanos y uno que otro pequeño ranchero acomodado: los primeros ni siquiera vivían en la región, lo hacían en las capitales de las ciudades más importantes, el Distrito Federal, Oaxaca o Puebla, y se valían de personeros para cuidar sus negocios; la clase media tratando de no perder esa condición y los campesinos sufriendo la explotación de su trabajo que se daba por el pago de un salario en las haciendas o ranchos, la venta del producto de su trabajo a los comerciantes, la renta de sus tierras y el agiotismo en las grandes tiendas comerciales.
Una sociedad de esta naturaleza no podía tener más que un gobierno autoritario, reproduciendo a nivel regional las prácticas políticas nacionales y del Estado, a través de los jefes políticos y los presidentes municipales, que como regla general eran personeros de aquellos. La democracia era una palabra que solo servía para que grupos de personas de las clases acomodadas disputaran a sus rivales de la misma clase social el derecho de gobernar, con el apoyo o la oposición de uno que otro miembro de la clase media o baja, pero no para que el pueblo pudiera gobernarse por el mismo como el significado de la palabra podría inducir a suponer. Esta situación generaba serios conflictos sociales que sus portadores bien se cuidaban de manifestar.
La lucha agraria durante el maderismo
El maderismo llegó tarde a la región. Su presencia comenzó a notarse cuando ya en Ciudad Juárez, Chihuahua, los representantes de Francisco I. Madero entraban en negociaciones para poner fin a las rebeliones que se daban por diversas partes del país. La lucha la iniciaron los hacendados, rancheros y comerciantes cuando se dieron cuenta que el porfirismo iba a caer y si ellos no entraban a la lucha, podían quedar desplazados por las fuerzas que se hicieran del poder. Contaron con que algunos miembros de su clase mantenían relaciones con los rebeldes: Enrique Añorve Díaz, por la mixteca costeña, y Juan Andrew Almazán, por la Montaña, hacía tiempo que se coordinaban en el estado de Puebla con Aquiles Serdán y cuando éste fue asesinado por la policía de la dictadura, buscaron coordinarse directamente con los maderistas hasta El Paso, Texas.
Los ricos querían participar en la rebelión maderista pero no estaban dispuestos a ir a la guerra; por eso convocaron a los campesinos para que fueran ellos quienes participaran. No fue una buena decisión para ellos porque estos conservaban agravios históricos en su contra, pues sus haciendas se habían formado despojándolos a ellos de sus tierras, y donde no fue así explotaban sus tierras a través de las “haciendas volantes”, el trabajo mal remunerado, las compras anticipadas de sus cosechas o los onerosos préstamos -que cuando no podían pagar les confiscaban sus propiedades-. Los campesinos tenían conciencia de esta situación y aún así aceptaron participar en la guerra a la que se les convocaba, no para defender a los terratenientes sino para librar su propia guerra, precisamente contra ellos.
Rebelión en Costa Chica
Uno de los lugares donde más dramático y sangriento resultó el enfrentamiento entre terratenientes y campesinos fue en la mixteca costeña. El 17 de abril de 1911, un domingo de ramos, los pueblos de la región tomaron la ciudad de Ometepec, y tan luego como se hicieron de la plaza comenzó la lucha contra los ricos maderistas. Enrique Añorve Díaz, en su papel de comandante de la rebelión, nombró como prefecto al doctor Marcial Soto, presidente municipal porfirista; es decir, que en lugar de destituir al funcionario porfirista y someterlo, lo colocaba en un cargo superior. Tuvo que recular de esa decisión porque los pueblos se opusieron y pidieron que el nombramiento fuera democrático; finalmente así se hizo, resultando electo Liborio Reina, el candidato de los pueblos rebeldes.
Lo primero que hizo la nueva autoridad fue apoyar la integración de una “Junta Directiva” que procediera a rescatar las escrituras de los terrenos comunales de los pueblos que se encontraran en manos de los terratenientes. Como presidente de la Junta se nombró a Clemente Martínez, un viejo luchador por las tierras del pueblo de Igualapa. La noche de ese día, la Junta comenzó a cumplir su encargo, acudiendo casa por casa de los terratenientes para exigir los documentos. Nadie escapó de esta acción: lo mismo entregaron los títulos Juan Noriega, acaudalado terrateniente regional, que Francisco Romano, terrateniente español; otro tanto hicieron Daniel J. Reguera, Everardo Rodríguez, Adolfo I. Reguera y Antonio Lanche, oficiales maderistas en la revuelta; Andrés López Armora, ex-presidente municipal porfirista y Nicolás Vásquez, el padre de Isaías Vásquez, el pagador del ejército rebelde. Terminado el rescate de los títulos en Ometepec, los rebeldes se desplazaron a las rancherías y pueblos de alrededor para continuar su obra.
La noticia de que los campesinos de Ometepec recogían los títulos de sus tierras usurpadas por los caciques cruzó los límites estatales y llegó hasta los pueblos mixtecos de Oaxaca, quienes siguieron su ejemplo, con el apoyo de aquellos. Buscando poner orden entre los rebeldes y calmar los ánimos de la gente acomodada, Enrique Añorve Díaz ordenó al capitán Manuel Centurión, un ranchero mediano, que con su gente cruzara la frontera del estado y organizara a las fuerzas maderistas de la costa oaxaqueña. El día 30 de abril se puso en marcha, cruzó varios pueblos y el 2 de mayo entró a Pinotepa Nacional sin encontrar resistencia armada. Allí recaudaron una “considerable suma de dinero” para apoyar la causa revolucionaria, incluyendo contribuciones de los indígenas que habitaban las comunidades locales, a quienes el capitán maderista aseguró que, de acuerdo con el Plan de San Luis Potosí, todas las tierras robadas por los ricos serían regresadas a sus verdaderos propietarios.
De Pinotepa Nacional, Manuel Centurión avanzó hasta Jamiltepec -donde había otra rebelión- y después regresó a Ometepec a dar parte a su jefe de la situación en que se encontraba la región. Antes de abandonar Pinotepa Nacional, los mixtecos le presentaron diversas quejas contra los hacendados y los comerciantes de ese lugar, a las que contestó prometiendo que todos los problemas serían atendidos. Los mixtecos le creyeron pero como los días pasaban y no regresaba, comenzaron a celebrar juntas secretas donde discutían las medidas que debían tomar. Pedro Rodríguez, cacique y ranchero local, se enteró de la entrevista de los mixtecos con Manuel Centurión, lo mismo de que se estaban reuniendo para planear cómo recuperar sus tierras, y sin tener facultad alguna mandó detener a Domingo Ortiz, quien figuraba como portavoz de los indígenas, acusándolo de alterar la paz y de agitar a los campesinos.
Los mixtecos acudieron a Ometepec a informar a Enrique Añorve Díaz lo que sucedía, y este decidió enviar al capitán Cristóbal Cortés con una compañía de soldados del pueblo de Igualapa para calmar la situación. Con esa promesa, los mixtecos regresaron a Pinotepa Nacional, pero al llegar se enteraron que Pedro Rodríguez había dispuesto fusilar a Domingo Ortiz al día siguiente; en esa nueva situación decidieron volver a Ometepec pero ya no fue necesario porque en eso llegó Cristóbal Cortés. Era el día 18 de mayo, un mes después de la toma de Ometepec. El capitán maderista se presentó en el palacio municipal donde se entrevistó con Pedro Rodríguez, el cacique; José Santiago Baños, jefe de la policía del lugar, y Jesús Carmona, presidente municipal en funciones.
Cristóbal Cortés ordenó a Pedro Rodríguez que liberara a Domingo Ortiz, a lo que el cacique respondió que no lo haría y que no le importaba que trajera órdenes de Enrique Añorve Díaz. Más calmado, Cristóbal Cortés le informó que traía órdenes de nombrar nuevas autoridades, lo que sacó al cacique de sus casillas; como ya no se podía dialogar, Cristóbal Cortés le sugirió que reflexionara detenidamente la situación y que mientras tanto mandara excarcelar a Domingo Ortiz. Dicho lo anterior dio la vuelta para retirarse. No había terminado de hacerlo cuando José Santiago Baños se acercó al cacique para decirle que el jefe maderista iba preparando su revólver; al escucharlo, el cacique sacó su pistola y disparó por la espalda a Cristóbal Cortés, quien cayó herido de muerte. Una bala se desvió y también quitó la vida al líder de Igualapa.
Los mixtecos respondieron matando al cacique, al jefe de la policía y al presidente municipal porque intentaron defenderlo. Cuando Juan José Baños se enteró de la muerte de su hermano reunió un grupo de hombres para vengarlo. Se fueron a Pinotepa Nacional, donde mataron a un grupo de mixtecos que salieron a intentar dialogar con ellos; después tomaron rumbo a Ometepec, donde dieron su versión de los hechos a Enrique Añorve Díaz. Después de escucharlos no solo les creyó, sino que también nombró a Juan José Baños capitán primero de las fuerzas maderistas en Oaxaca, instruyéndolo para restablecer el orden en Pinotepa Nacional. Con esa acción, los jefes revolucionarios se volvían contra los pueblos que los apoyaban y los enemigos de la revolución pasaban a dirigirla. Eso marcaría el destino de la revolución y el de los pueblos, cada uno tomando su propio camino.
La restauración del reino mixteco
Enterados de los sucesos, los mixtecos comprendieron que las promesas del jefe maderista de que sus tierras les serían devueltas eran mentira, y que ellos ya no tendrían cabida ya entre las fuerzas maderistas. Decidieron entonces caminar ellos solos, haciéndolo de forma radical: acordaron reconstruir el reino mixteco. Liberaron a Domingo Ortiz de la cárcel donde se encontraba, nombraron a Próspero Melo, originario de Cacahuatepec, para que sustituyera a Cristóbal Cortés, y después designaron a María Benita Mejía como reina mixteca, poniendo a su servicio un Consejo de ancianos integrado por “tata mandones”, cuya función principal era la discusión de todos los asuntos y la toma de resoluciones. Domingo Ortiz fue designado cónsul, primer ministro o jefe de las Fuerzas Imperiales de Su Majestad, quien a su vez nombró autoridades que les profesaran fidelidad.
Como parte de sus actividades, Domingo Ortiz envió embajadores a las comunidades indígenas de la región invitándolas a reconocer a las nuevas autoridades mixtecas, ya fuera uniéndose al reino o permaneciendo fuera de él pero declarándose vasallos y pagando sus tributos; los embajadores regresaban contentos por el apoyo que con entusiasmo brindaban las comunidades mixtecas al nuevo reino. El éxito los hizo pensar en la unificación del reino mixteco, desde Pinotepa, Don Luis y Huazolotitlán, en la costa, hasta Yanhuitlán y Coixtlahuaca, en la mixteca alta. Era una idea atrevida que solo Ocho Venado Garra de Jaguar había logrado a principios del siglo XV.
También formó una Comisión que, fuertemente escoltada, visitaba los domicilios de los caciques, hacendados y rancheros para exigirles la entrega de los títulos de propiedad para anular aquellos mediante los cuales se había despojado a los mixtecos de sus tierras comunales; como la mayoría de ellos se negaba a hacerlo, la escolta de la Comisión los amagaba y de esa manera no les quedaba más remedio que acceder. Los títulos recogidos fueron entregados al Consejo de Ancianos para que los resguardara, y estos los envolvieron en la bandera nacional del municipio.
Mientras en Pinotepa Nacional y Ometepec la lucha campesina contra los hacendados entraba en la definición del campo de batalla y los contendientes, los efectos expansivos de ella se veían en sus alrededores. El 29 de abril se levantó en armas en el municipio de Cacahuatepec Eufracio Peña , y el 8 de mayo lo hacía Waldo Ortiz Figueroa en Putla. Este fue un caso atípico porque, igual que en Ometepec, los ricos intentaron una sublevación “pintoresca” para tener margen de maniobra en el reacomodo de fuerzas que vendría después de desplazar a los porfiristas, pero como no querían participar en ella, pusieron a Waldo Ortiz Figueroa para que la encabezara, mientras nombraban como autoridades municipales al señor Pedro González e Isidro Montesinos. Lo que no sabían es que los tres eran magonistas y terminaron dándole un cariz campesino a la lucha.
Ese día, los putlecos vieron desfilar a los revolucionarios por las calles de la ciudad, encabezados por los señores Leonardo Bracho y Pastor González Luna, vecinos del centro. Éste último pronto terminaría rebelándose contra Francisco I. Madero y levantando el Plan de Ayala. Los rebeldes visitaron varios pueblos, donde les demandaron, a cambio de incorporarse a la lucha, que bajaran los impuestos, que en los últimos años habían aumentado más del 100 por ciento con respecto a años anteriores. Naturalmente, los rebeldes aceptaron. También establecieron impuestos de guerra para mantener la lucha, a lo que muchos ricos accedieron pensando en los beneficios que obtendrían después. El 15 de mayo, Waldo Ortiz y su gente marcharon a unirse con otros contingentes para tomar la capital del Estado.
Rebelión en la Montaña
En otros puntos de la región también hubo rebeliones campesinas instigadas por los ricos o sus personeros, que finalmente terminaron volviéndose contra ellos. Fue el caso de los mixtecos de la Montaña de Guerrero, que desde principios de 1911 ya andaban alborotados, por lo menos en los pueblos de Zitlaltepec, Mixtecapa, Yucunduta, Ojo de Pescado, Huehuetepec, Silacayotitlán y Chilixtlahuaca. El 16 de abril –un día antes que en Ometepec- los rebeldes tomaron Xochihuehuetan, dirigidos por Juan Andrew Almazán y Gabriel Tepepa, un viejo guerrillero del estado de Morelos; inmediatamente que se hicieron de la plaza los rebeldes comenzaron a saquear los comercios como forma de vengar añejos agravios. Juan Andrew Almazán intentó detenerlos y como no lo lograra montó su caballo para retirase, entonces algunos líderes le pidieron que regresara, a lo cual accedió a condición de que cesaran los saqueos.
El día 20 de abril pusieron sitio a la plaza de Huamuxtitlán donde la guarnición militar resistió por dos días y noches seguidos. El 22, el capitán porfirista Emilio Guillemín llegó desde Tlapa en auxilio a los sitiados, y Juan Andrew Almazán ordenó la retirada. Para sorpresa de todos, los militares porfiristas no llegaron a defender la plaza sino a rescatar a los comerciantes españoles, con quienes marcharon hacia Tlapa, llevándose unos cien presidiarios para que los ayudaran con las cosas. Los comerciantes y caciques que quedaron pidieron a Juan Andrew Almazán que tomara la plaza. ¿Se habían vuelto rebeldes de un día para otro? ¡No! Lo que querían era asegurar que los rebeldes no saquearían sus bienes ni tomarían represalias contra ellos. El 23, los maderistas ocuparon la plaza. No hubo saqueos pero la fuerza de la resistencia campesina se mostró en toda su magnitud. Ahí estaban los pueblos de Tlatlauqui, Acatepec, Alcozauca, Tlalixtaquilla, Mezquititlán y Tecoyo, entre otros.
Con Huamuxtitlán en su poder, los rebeldes cortaron la comunicación del centro del país con el resto del Estado y estuvieron en posibilidad de marchar sobre Tlapa, el corazón de la Montaña. El capitán Emilio Guillemín informaba que la plaza estaba sitiada por los rebeldes, que el ataque era inminente y que los habitantes de la ciudad simpatizaban con los alzados. El informante no exageraba. Alrededor de Tlapa estaban los pueblos de Alcozauca, Tlalixtaquilla, Mexquititlán Tecoyo, Tenango, Xochituhuetán, Huamuxtitlán, Olinalá, Cualac, entre otros; todos querían ajustar cuentas con los caciques y las autoridades porfiristas que por tantos años los habían explotado. Después de una semana de combates, el día 7 de mayo la plaza cayó en poder de los maderistas y los militares porfiristas huyeron hasta Juxtlahuaca, en territorio oaxaqueño. Los rebeldes volvieron a saquear los comercios y quemaron los archivos judiciales donde constaban las deudas y las incriminaciones contra ellos.
Rebeliones en la mixteca baja
También en la mixteca baja de los estados de Puebla y Oaxaca hubo rebeliones. El 3 de marzo de 1911, un grupo de habitantes del municipio de Piaxtla, Puebla, se levantó en armas, comandado por Jesús Chávez Carrera. Pocos días después, las autoridades municipales se unieron a la causa maderista, igual que grupos de rebeldes de otros municipios, entre ellos Ahuehuetitlán. Después se juntaron con la gente de Tehuizingo, que ya andaban en armas lideradas por un ranchero de nombre Magdaleno Herrera. Estos pequeños grupos de rebeldes se vieron beneficiados por el apoyo que recibieron de los rebeldes de Morelos.
El 11 de abril Emiliano Zapata, Gabriel Tepepa y Juan Andrew Almazán se hicieron con la plaza de Chiautla, donde recuperaron una buena dotación de rifles y parque, además, capturaron y pusieron en prisión a Ángel Andonegui, jefe político de ese lugar. Al enterarse del suceso, los habitantes del pueblo en masa se acercaron al coronel Emiliano Zapata pidiendo se le castigara enérgicamente, acusándolo de haber asesinado a muchos vecinos, sólo por sospechas de ser maderistas. El político fue juzgado públicamente y condenado a muerte, siendo fusilado en el paraje Cruz Verde.[1] [1] Después de la toma de Chiautla los revolucionarios acordaron que Juan Andrew Almazán y Gabriel Tepepa marcharan hacia Huamuxtitlán, en el estado de Guerrero, a preparar su ocupación, por eso andaban juntos durante la toma de Xochihuehuetlán y Huamuxtitlán. El 17 de abril Emiliano Zapata y su gente ocuparon la ciudad de Izúcar de Matamoros. Entre la gente que participó en esa acción se encontraba Jesús “El Tuerto” Morales y Francisco Mendoza, originarios de la mixteca, que serían de los firmantes del Plan de Ayala. Los rebeldes avanzaron rumbo al sur, se unieron a los rebeldes de Tehuitzingo y el 18 de abril tomaron la plaza de Acatlán, sin combatir, porque Miguel Gutiérrez, el jefe político del distrito, al enterarse de la inminencia de esa acción militar huyó hacía Tehuacán protegido por un grupo de rurales, una policía integrada por miembros de los pueblos pero que actuaba bajo las órdenes de las autoridades porfiristas. El 25 de abril todas las fuerzas revolucionarias pasaron al estado de Oaxaca con el fin de ocupar la ciudad de Huajuapan de León, pero cuando llegaron ya estaba en poder de gente de los pueblos de Acatlán, San Pablo Anicano, Guadalupe Santa Ana, Texcalapa, Petlalcingo, Chila de la Floresy de los poblados que iban pasando.[2] [2] Los rebeldes abandonaron luego la ciudad pero no dejaron de acosarla desde los pueblos vecinos. El 28 de abril el gobernador del estado pedía al comandante de la octava zona militar con sede en la capital del estado, que las fuerzas del decimosegundo regimiento destacado en el distrito de Teposcolula, brindara auxilio a Huajuapan.[3] [3] En la noche del día 9 de mayo de 1911, los maderitas de Tehuacán entraron a Santiago Chazumba para propagar la rebelión, a lo que el pueblo dijo estar de acuerdo, preguntaron si las autoridades del pueblo eran dignas de confiar y como les dijera que sí levantaron un acta reconociéndolas y después se retiraron no sin antes solicitar cooperación del pueblo para la revolución.[4] [4] Por esos mismos días otras fuerzas revolucionarias comandadas el coronel Francisco J. Ruiz, originario del estado de Puebla, se internaron a territorio oaxaqueño por Huajuapan, llegando a Tamazulapan hacia el 22 de mayo. Ahí se les incorporan las fuerzas que comandaban Antonio Feria Velasco y Francisco M. Ojeda, oriundos de Teposcolula, y Juan Reyes Saavedra, originario de Tezoatlán; juntas se mantuvieron operando en los distritos de Huajuapan, Teposcolula y Nochixtlán.[5] [5] La toma de Silacayoapan La rebelión por este distrito de la mixteca baja comenzó el 25 de marzo de 1911. Ese día un grupo de maderistas oaxaqueños apoyado por fuerzas comandadas por Gabriel Solís y Luis Curiel, dos personajes económicamente acomodados, originarios de Alcozauca y Tlapa, en el estado de Guerrero; ocuparon los pueblos de Santa Ana Rayón y Cieneguilla, ubicados como a dos kilómetros del estado de Puebla y seis de Guerrero. Otro tanto hicieron los revolucionarios de Puebla, entre los que se encontraba Magdaleno Herrera y Antonio Michaca, quienes poco a poco se fueron acercando para ocupar esta ciudad, cosa que finalmente hicieron el día 2 de mayo por la mañana. Aunque era una ciudad tan importante como otras que se habían tomado, entraron sin combatir porque, Lorenzo Barroso, el jefe político del distrito, huyó después que el gobierno le negó apoyo para defender la plaza.[6] [6] Los rebeldes anduvieron por los pueblos difundiendo el Plan de San Luis y el día 13 de ese mes realizaron una asamblea donde explicaron sus objetivos y después cambiaron a las autoridades. Como presidente municipal nombraron al señor José Pastrana y como juez de primera instancia con funciones de jefe político al señor Tomás Ruiz. No eran gente originaria del pueblo y tampoco de los más pudientes. Eso molestó a los caciques y comerciantes y cuando los maderistas salieron del municipio con rumbo a la capital del estado un grupo de ricos donde se encontraban Julián León, Eutiquio Ramírez, los hermanos Daniel, Abraham y Ricardo Olea, Miguel y Rodolfo Perea, los hermanos Rafael y Procopio León, Manuel Ávila, Nemecio Rodríguez, Francisco y Manuel Vera, Juan Hernández y Amado Rosas, entre otros, se amotinaron y de manera violenta exigieron al presidente que cambiara al juez de primera instancia, pero no lograron su objetivo porque el presidente nombrado se sostuvo.[7] [7] La repercusión de la rebelión entre los mixtecos por esta parte de la región también tuvo efectos políticos. Los pueblos de Coicoyán solicitaron a Gabriel Solís, comandante de las tropas rebeldes, la formación de un distrito para que tuvieran donde atender sus problemas porque pertenecían a Tlaxiaco y les quedaba demasiado lejos; este accedió a sus peticiones cercenando también parte del Distrito de Putla.[8] [8] Otro caso similar fue el de los pueblos de San Francisco Higos, San Mateo Tunuchi, San Martín Sabinillo, que demandaron su separación del distrito de Tlaxiaco y pasar a formar parte del de Silacayoapan, a lo que también se accedió.[9] [9] Los pueblos seguían aprovechando la ola maderista para ganar resolver sus problemas. Pronunciamientos en la mixteca alta El la mixteca alta el 16 de mayo de 1911 se pronunció por el maderismo el señor Elías Bolaños Ibáñez, un rico hacendado y minero, además de colaborador del periódico La voz de Tlaxiaco. Un día después también se pronunció Febronio Gómez “El Político”, un rico comerciante y propietario de un palenque, que durante varios años fue integrante del ayuntamiento de la ciudad de Tlaxiaco, quien en los últimos años había sido desplazado del poder y con las revueltas maderistas veía la posibilidad de volver a él. Más experimentado en lides políticas que Elías Bolaños Ibáñez, Febronio Gómez levantó a los pueblos de la región de la mixteca alta llevando cada uno a sus propios jefes: Ignacio M. Ruiz, Mónico Martínez, Francisco Zafra y Mateo Cortés, de Chalcatongo; Vicente Osorio, de Santiago Yosondúa; Carlos Oceguera, de Itundujia; Rafael Pérez, de San Miguel El Grande; Urbano Carrada, Andrés López, Ponciano López y Rubén Melgar, de Cabecera Nueva, Gonzalo Pérez, de Nochixtlán; Venancio García, de Santa Lucía Monteverde y Benjamín García, de Atatlauca, quien era el corneta de órdenes. En el centro de Tlaxiaco se le unieron los habitantes del Barrio de San Pedro, donde el despojo de tierras había sido más intenso y sus habitantes sentían necesidad de recobrarlas y cobrar la afrenta. Entre los que encabezaban a esta gente se encintraban los señores Aurelio Pacheco y Juan Pacheco, Jesús Sánchez y Vicente Mora. El día que se insurreccionaron, avanzaron a la ciudad haciendo disparos, pero tampoco encontraron resistencia.[10] [10] Febronio Gómez hizo campaña por los pueblos de la mixteca alta ofreciendo rebajar a doce centavos la capitación, lo mismo que devolverles las tierras que los hacendados les habían arrebatado. De la misma manera, a la gente que le pidió cambiarse del distrito de Putla al de Tlaxiaco, les prometió que así sería, aunque sin llegar a decretarlo, como lo hizo Gabriel Solís en Silacayoapan.[11] [11] El día 25 de mayo, las fuerzas maderistas comandadas por Sebastián Ortiz, Faustino Olivera y Baldomero L. de Guevara, tres magonistas de la zona cuicateca, en una acción coordinada con las fuerzas de Francisco J. Ruiz, ocuparon el distrito de Coixtlahuaca.[12] [12] Varios pueblos aledaños levantaron actas de apoyo a los rebeldes pero aún así, cuando los maderistas salieron del distrito el Jefe porfirista destituido, Arnulfo Bravo, se paseaba por las calles de la cabecera municipal. Para someterlo, el señor Alejandro M. Vásquez, el nuevo jefe político nombrado por los maderistas, solicitó al gobierno estatal armas para organizar su propia defensa. Esas armas después serían las que servirían a los zapatistas cuando se rebelaron contra el maderismo.[13] [13] Caída de Porfirio Díaz y las rebeliones agrarias Para el 17 de mayo de 1911, cuando los representantes del dictador Porfirio Díaz y Francisco I. Madero firmaron en El Paso, Texas un armisticio para llegar a un arreglo que pusiera fin a la rebelión, esta ya había perdido su carácter de movimiento de presión y los pueblos mixtecos comenzaban a pelear su propia guerra. Esto lo sabía bien los hacendados, caciques, terratenientes y grandes comerciantes que dejaron de combatir contra las fuerzas porfiristas y enfocaron sus esfuerzos a someter a sus antiguos compañeros de armas. Aprovecharon que eran tiempos de siembra y muchos campesinos dejaron las armas para volver a los arados. La contrarrevolución fue más violenta ahí donde la lucha de las comunidades había sido más radical. La guerra campesina en la mixteca costeña En Ometepec la contrarrevolución incluso comenzó antes que el pacto entre maderistas y porfiristas. Comenzó el 28 de abril, cuando Liborio Reina, el presidente municipal que había ayudado a los pueblos a recuperar los títulos de sus tierras, fue emboscado por Odilón Morán, un soldado de las tropas de Enrique Añorve Díaz, aunque logró salvar la vida. La agresión puso en alerta a los campesinos que de inmediato prepararon el contragolpe. El 11 mayo ajusticiaron a Jesús Medel, que había sido rescatado de la cárcel de Huehuetán por un grupo armado de los terratenientes, el 16 fue ejecutado Romualdo Rosario, partidario de los terratenientes, por haber incriminado a Lorenzo Donaciano, de las fuerzas de Huehuetán y el 24 desde Igualapa se le ordenaba al comisario de San Pedro que suspendiera el cobro de rentas la los labriegos de San Martín y San Isidro, hasta que se resolviera a quien pertenecían. Como parte de la nueva etapa de lucha los mixtecos de Igualapa y Huehuetán planearon el asalto al palacio municipal de Ometepec, con el fin de instalar su propio gobierno. No lo hicieron porque Enrique Añorve Díaz, el comandante de las fuerzas maderistas, intercedió ante el presidente municipal –que estaba de acuerdo con ellos- y Filemón Nolasco el dirigente de los pueblos en rebeldía, para que los aconsejaran que desistieran de esas intenciones. A cambio de no hacerlo los rebeldes exigieron que los terratenientes entregaran las últimas escrituras que tenían en su poder, lo cual fue aceptada por sus antiguos compañeros de armas. El día 25 de mayo, fecha fijada en los Tratados de Ciudad Juárez para que Porfirio Díaz entregara el poder, en Igualapa hubo fiesta para festejar sus éxitos tanto en Ometepec como en Pinotepa Nacional en el rescate los títulos de sus tierras. Cuando la fiesta estaba en su apogeo se armó una balacera en la cual perdieron la vida Filemón y Pomposo Nolasco, así como Hermenegildo Marroquín, las dos personas que antes de la rebelión habían participado en el bando de los terratenientes y eran socios de la Sociedad Agrícolade Igualapa, la que se había apropiado de terrenos que el pueblo reclamaba como suyos. Eran, pues, junto con Everardo Rodríguez, gente de confianza del comandante Enrique Añorve Díaz. Por todas estas circunstancias, la balacera en la que perdieron la vida no fue un hecho fortuito sino un plan para suprimir a los elementos adictos a la burguesía agraria de la región.[14] [14] Viendo el rumbo que tomaba la situación los terratenientes planearon un golpe que tenía que ser definitivo para terminar con la revolución campesina. Convencieron a Enrique Añorve Díaz que preparara una masacre entre los pueblos de Igualapa y Huehuetán. Para hacerlo, mandó llamar a Ometepec a las autoridades de Igualapa para que se presentaran a recibir los títulos de propiedad que habían recogido a los terratenientes. A los habitantes de Igualapa les pareció sospechosa la actitud del jefe maderista pero igual decidieron enviar a 19 “principales” a que acudieran a la cita. Cuando éstos se presentaron fueron aprehendidos sin explicación alguna por las fuerzas maderistas y divididos en dos grupos los sacaron afuera de la ciudad y les dieron muerte. Uno de los principales logró sobrevivir y puso sobre aviso a sus compañeros, quienes se declararon en franca rebeldía. Ellos no lo sabían, pero estaban iniciando el movimiento zapatista en la región. Para el 22 de junio de 1911, el gobierno ya hablaba de que los habitantes de Huehuetán, andaban otra vez de rebeldes, esta vez contra los maderistas, sus efímeros compañeros de causa. Razones no les faltaban para hacerlo, pues todavía no recuperaban todas las tierras por las que se fueron a la revolución en las filas maderistas. En Pinotepa Nacional los maderistas también volvieron las armas contra los campesinos que antes fueron sus compañeros de lucha. El 29 de mayo de 1911, once días después de haber sido instalado el reino mixteco, Juan José Baños, el recién nombrado capitán primero de las fuerzas maderistas, apareció por la ciudad para acabar con ellos, como en realidad lo hizo. Así terminó el intento de los mixtecos de gobernarse por ellos mismos a principios del siglo XX. Pero no solo eso, también se dieron cuenta que su causa y la del maderismo eran asuntos bien distintos y hasta opuestos. Aquellos querían sacar del poder a los porfiristas para ocuparlo ellos y defender de mejor manera sus intereses, los pueblos en cambio querían recuperar las tierras que los hacendados les habían despojado. Tal vez no lo sabían, pero en otros lados del país muchos campesinos pobres como ellos querían lo mismo. La gente bien del lugar se espantó previendo que volvieran a repetirse los actos de abril y mayo pasado y tampoco se quedaron quietos. Lo primero que hicieron fue dirigirse al gobernador del estado de Oaxaca para que tomara medidas que los protegieran; pero aunque quisiera hacerlo no tenía medios para hacerlo, entonces decidió a su vez solicitar apoyo al general Enrique Añorve, comandante del ejército maderista en la región, el mismo que había ordenado la masacre en Pinotepa Nacional, en 29 de mayo. El general era consciente de la necesidad de brindar el apoyo solicitado pero no se arriesgó a realizar ninguna maniobra por su cuenta y riesgo, antes de hacerlo solicitó instrucciones al Secretario de Guerra y Marina, sobre todo por el acuerdo que habían tomado porfiristas y maderistas de que estos últimos no avanzaran mas allá de las plazas que ocupaban al firmarse los tratados de paz. Contra lo esperado, el Secretario consultado contestó afirmativamente, alegando que “tratándose del orden público, las garantías y el llamado por el gobierno debe ser atendido”.[15] [15] La guerra entre terratenientes y campesinos por las tierras estaba cantada. Faltaba ver el rumbo que seguiría. Y en el Plan de Ayala los campesinos tendrían la guía ideológica que no les brindó el Plan de San Luis. En el distrito de Putla también operaban campesinos descontentos con el destino final de la revolución maderista, que a ellos en nada les benefició. El día 27 de septiembre, en el distrito de Zacatepec, los indígenas Tacuates se rebelaron lidereados por Fermín Rendón, originario de ese lugar. Como a las dos de la tarde de ese día, sus fuerzas sostuvieron un combate con las fuerzas de rurales de la región, a las cuales comandaba Pastor González Luna, el maderista originario de Putla que se levantó en armas junto con Waldo Ortiz y que al licenciarse las fuerzas rebeldes se acomodó en la nueva fuerza policial del gobierno. El resultado del combate fue favorable a las fuerzas del gobierno. Al final de la batalla se contaron tres rebeldes muertos, incluido su comandante; un herido y tres prisioneros; además les decomisaron cinco armas de fuego, cuatro caballos, una mula y otros objetos más. De las fuerzas gubernamentales se registró un muerto y dos heridos.[16] [16] La guerra campesina en la Mixteca Baja La acción mas clara de rebelión contra el maderismo se dio el 24 de septiembre de 1911, cuando Jesús “El Tuerto” Morales y Magdaleno Herrera al frente de 200 elementos de tropa, se levantaron en armas en Tehuitzingo, desconociendo al presidente electo Francisco I. Madero, secundando la actitud asumida por Emiliano Zapata en el estado de Morelos. De Tehuitzingo marcharon hacia Chinantla, y lugares circunvecinos para difundir los motivos de su lucha y extender su área de influencia.[17] [17] Para perseguirlos, Victoriano Huerta, que se encontraba al frente de la campaña contra los zapatistas, ordenó al Brigadier Arnoldo Casso López que explotara la zona. El 3 de octubre de ese año el militar comenzó una expedición por el distrito de Chietla incursionando en Tlancualpican, Ixcamilpa y Chila dela Sal, donde andaba operando la gente de Jesús “El Tuerto” Morales, quienes se replegaron para Tehuitzingo. Ese mismo día salió de Chiautla con rumbo a Acatlán una brigada de infantería al mando del mayor Felipe Álvarez compuesta por una compañía al mando del capitán primero Conrado Benítez, las dos compañías del segundo batallón de infantería al mando del mayor Eduardo Ocaranza y los jinetes del décimo noveno cuerpo rural del comandante Camerino Z. Mendoza. En el trayecto pasaron por Tehuitzingo donde entablaron combate con las fuerzas zapatistas que tuvieron que abandonar el lugar. Al día siguiente hubo otro combate en el centro de Acatlán, con saldo también favorable para los federales. Frente a estos resultados Jesús “El Tuerto” Morales y su ejército se dirigieron a Tamazola, en el distrito de Silacayoapan, Oaxaca, de ahí pasaron a Ihualtepec y llegaron a Santa Ana Rayón, en los límites con el estado de Guerrero, hasta donde las tropas federales de Puebla ya no los siguieron, dejando que lo hicieran las de Oaxaca.[18] [18] Ataque a la hacienda La Pradera El día 17 de octubre de ese mismo año las fuerzas zapatistas al mando de los generales Jesús “El Tuerto” Morales y Magdaleno Herrera atacaron y tomaron la hacienda “La Pradera” en el distrito de Huajuapan de León, una de las más importantes del estado de Oaxaca por esa región. Enterado de la situación, el comandante de la octava zona militar el estado de Oaxaca ordenó al mayor Eugenio Escobar, que se encontraba en el municipio de Tamazola que marchara sobre ellos. El día 18, a las seis de la mañana, el mayor y la gente a su mando salieron a enfrentar a los zapatistas. Dos horas y media después llegaron al pueblo de Guadalupe de Ramírez en donde se encontraron con la vanguardia del ejército integrada por quince hombres y comandada por los subtenientes Juan J. R. Stecker e Ignacio Ramírez, quienes les informaron que al intentar acercarse a la hacienda fueron recibidos con descargas cerradas de la avanzada de los zapatistas, que calculaban en cincuenta hombres. Con esa información y otra más de la situación el mayor Eugenio Escobar preparó el asalto a la hacienda para desalojar a los zapatistas. Primero desplegó a sus fuerzas por las principales alturas del terreno obligando a la avanzada zapatista a replegarse al centro de la hacienda, junto con sus compañeros. Conseguido lo anterior ordenó un descanso de la tropa, pues tanto ellos como sus caballos se encontraban bastante cansados por el traslado desde Tamazola y el desplazamiento por el terreno. Para eso se ordenó a los efectivos militares emprender el descenso y concentrarse en otro lugar elevado del terreno, distante del centro de la haciendo como a kilómetro y medio, desde donde se organizó el ataque final. Ante lo inminente del asedio militar los zapatistas concentrados en la hacienda organizaron la defensa. Después de colocar a la gente en los lugares que consideraron estratégicos, los comandantes decidieron tomar la iniciativa y dieron la orden de ataque. De acuerdo con la versión que después difundieron los militares “los cabecillas al mando del cabecilla Jesús Morales, rompió un fuego rápido haciendo funcionar su artillería, cuyos proyectiles no llegaban hasta nosotros; se hizo el avance en tiradores y a 500 metros del punto objetivo, que serian las 10 de la mañana, se rompió el fuego lento avanzando con toda precaución, pues los de la hacienda estaban parapetados, hasta quedar a 300 metros a cuya distancia “empesaban a alcanzar” (sic) los proyectiles; en vista de esto ordené pecho tierra, fuego por salvas y avance por tramos hasta llegar a cien metros en que se dio el toque de ataque dándose el asalto, el cual por su empuje no pudieron resistir los bandidos que en número de más de 300 huyeron en desbandada a los montes cercanos como a la una de la tarde”.[19] [19] Los militares recuperaron la hacienda. Pero los zapatistas no se dieron por vencidos. En los pueblos vecinos se reorganizaron y antes de las dos de la tarde contraatacaron apoyados por los habitantes de Tacache de Mina, al mando de Jesús Montaño, que entre todos sumaban alrededor de setecientos rebeldes. El mayor Eugenio Escobar ordenó que 20 hombres se parapetaran en la torre de la hacienda y desde ahí protegieran a la infantería que avanzó para detener a los atacantes. Después de dos horas de combate y sin que los zapatistas vieran posibilidad de lograr su objetivo se volvieron a dispersar. Los militares los persiguieron hasta Tacache de Mina, donde los zapatistas se dispersaron; ahí cesó la persecución, pues los federales sabían que fuera de la hacienda y sin conocer el terreno podían ser presa fácil de sus enemigos. No se supo cuantos zapatistas murieron en la refriega. Los militares recogieron cuatro cadáveres pero la mayoría fueron retirados por sus compañeros, quienes los atravesaron en sus monturas para llevárselos de ese lugar y darles una sepultura digna; igual se llevaron a los heridos para curarlos. También perdieron su artillería, “compuesta por un tubo con sunchos y una pequeña pieza con cascabel, teniendo en la extremidad una barreta y montada en un tripeé el cual se llevaron; una carabina rémington lisa; una escopeta de dos cañones, una pistola, una granada de mano; treinta y tres caballos, diez de ellos ensillados y tres acémilas”.[20] [20] Por su parte los militares tuvieron un soldado herido, dos soldados y tres caballos dispersos y un caballo de oficial herido e inutilizado y consumieron 2 mil 400 cartuchos. Salida Todas estas luchas de los pueblos mixtecos contra los hacendados, rancheros, caciques, grandes comerciantes y usureros regionales, explican su participación en el acto donde se firmó el Plan de Ayala, el documento que dio dirección a su lucha y al paso de los años se convirtió en símbolo de congruencia y dignidad. Cierto, no estaban todos los que andaban levantados en armas y los que participaban posiblemente no eran los mas representativos; participaban los que ya habían entrado en relación con los campesinos de Morelos, Guerrero y Puebla, entre quienes se fue gestando la idea de tener un Plan que expresara las razones de su lucha; faltaban los que aun no entraban en contacto con ellos. Pero lo importante era que estaban y que los ausentes no tardarían en unirse. Después de la firma del Plan de Ayala para los mixtecos en maderismo fue cosa del pasado. Por diversos lugares brotaron grupos rebeldes con diversas demandas, lo que enriquecía el contenido del zapatismo. En muchos lugares, como Ometepec y Pinotepa Nacional, en la mixteca costeña; Huajuapan, Silacayoapan en la baja; Nochixtlán y Tlaxiaco, en la Alta el centro de las demandas siguió siendo la reivindicación de la tierra, pero hubo otros que por diversas razones no perdieron su patrimonio que enfocaron sus reivindicaciones por otros lados igualmente importantes: la lucha contra los cacicazgos, contra los grandes comerciantes, arrendatarios de tierras y por cambiar la situación de explotación en que vivieron fue parte de ellas. Lo más importante es que se apropiaron del Plan de Ayala y lo hicieron suyo. Cualquiera que fueran sus demandas, las justificaban en el Plan de Ayala, lo mismo si hacían propaganda que si se trataba de entrar en combate. Cuando entraban a pueblos que simpatizaban con su causa, reunían a la gente y le explicaban pacientemente el contenido del Plan de Ayala, los invitaban a sumarse a la lucha y nombraban autoridades afines políticamente a ellos. De todo eso levantaban actas que después guardaban en sus archivos o enviaban al cuartel general. Así pelearon durante varios años, hasta que la revolución tomó otros rumbos y muchos de ellos decidieron el propio. Pero eso ya es otra historia.
viernes, 21 de septiembre de 2012
martes, 11 de septiembre de 2012
EN EL MES DE LA PATRIA
11/septiembre/2012
El “Estado criollo mexicano” está por entrar a una nueva etapa de su ruta suicida. Los “criollos conservadores-centralistas-monárquicos-masones escoceses-panistas”, una vez más demuestran en estos doce años su histórica ineptitud y rotundo fracaso para dirigir y administrar “su país”, y le entregan el poder a sus primos hermanos, los “criollos-liberales-federalistas-republicanos-masones yorkinos-priístas”. El país de los criollos y para los criollos nuevamente será gobernado por la mafia con “experiencia”.
Sin embargo, las “condiciones” nacionales y globales en que gobernó aquél “ogro filantrópico” por más de setenta años han cambiado totalmente. El “gobierno global” hoy tiene el poder por el cual trabajó en “lo oscuro” durante casi dos siglos. Un puñado de bancos y empresas supranacionales, actuando en una encubierta acción concertada tienen el control literal de muchos gobiernos, empresas y pueblos a través del sistema financiero global, la multimedia y las instituciones supranacionales como el BM, OMC, ONU, etc.
Éste supra poder ha pulverizado la política, los gobiernos y sus instituciones de muchos países, comenzando con los más poderosos del “mundo libre”. Los presidentes y más altas autoridades son ahora, solo sus zalameros empleados. Los pocos países que han mantenido “una relativa independencia” en este mundo globalizado, son aquellos que han iniciado un capitalismo de Estado. El mito de “la democracia”, el gobierno del pueblo y para el pueblo es una falacia, de hecho, se está viviendo una de las perores dictaduras que ha existido en el planeta, “La feroz y despiadada dictadura del capital”, que no tiene ninguna “bandera” más que el abuso y el despojo.
Pues bien, en este entorno inestable y de abuso global, México cruza un difícil momento. La clase “nativa” que posee el poder económico y político, independientemente del color de su camuflaje, se ha precipitado en el abuso desmedido, en el uso faccioso de las instituciones públicas y privadas para favorecer sus intereses de grupo y privados, así como favorecer descaradamente a “sus matrices” foráneas. Pareciera que no tiene límite su voracidad, su rapacidad y su irresponsabilidad histórica. Están matando a la “gallina de los huevos de oro”, es decir: “la explotación y expoliación de los recursos naturales y al pueblo de México”.
En efecto, el uso faccioso de las instituciones públicas y privadas, así como del sistema político-electoral, de unos y otros, ha desfondado a “la patria de los criollos”. El clima de violencia y corrupción, representa “la punta del iceberg”. El Estado criollo se está desquebrajándose y la clase beneficiada no se quiere dar cuenta, le apuesta a que el pueblo y “su país”, puede “aguantar otro poquito más”.
Un especie de Titánic, en donde el capitán, la tripulación y la aristocrática primera clase, siguen en una gran fiesta sin entender que el agua ya inundó a “la prole” que viaja en las mamparas de la tercera clase. Esa “gente” ya no tiene escape. El sistema ya cerró las compuertas de la movilidad social y al cambio a través de la lucha política.
Cada día “los proles” se quedan sin trabajo, vale menos su dinero y su fuerza de trabajo. Cada día los productos de primera necesidad suben de precio. Cada día la corrupción y el abuso cínico, tanto en el gobierno como en la iniciativa privada hunden en la desesperanza a la inmensa mayoría de la población. Para “ellos” no hay salida, las compuertas están herméticamente cerradas. Solo tienen dos “salidas falsas” de emergencia: la migración a Estados Unidos o el crimen organizado.
Por estas razones, el futuro inmediato al que por la irresponsabilidad histórica y la falta de compromiso con “la prole” (nacos, “indios”, campesinos, obreros, empleados, pobres, desempleados, etc.), los que tienen el poder económico y los que des-gobiernan, han condenado a “su país” a una etapa de violencia social.
Venezuela 1989
Oaxaca 2006
En efecto, no se necesita tener una bola de cristal para ver que estamos próximos a sufrir una etapa de “violentos estallidos sociales” en las grandes ciudades del país. Serán, “aparentemente inexplicables”… superficialmente, pero tienen un origen histórico, como los estallidos sociales de 1810 y 1910. La diferencia es que ahora serán sumamente violentos y extremadamente cortos. Estallarán por “cualquier cosa”, sin liderazgo o ideología. Simplemente “la gente estallará”, como sucedió en el llamado “Caracazo” en Venezuela en 1989 o el estallido social en Oaxaca en el 2006.
En “el mes de la PATRIA”. Por supuesto, la patria de los criollos que iniciaron “su lucha” en contra de los gachupines, para quitarles el poder, expulsarlos y crear “su país” hace 202 años, es bueno analizar que si bien, “la prole” fue utilizada eficientemente como carne de cañón, fue excluida en el diseño y construcción de la patria. Por esta razón “la prole vive como vive” en las “mamparas oscuras y miserables de tercera clase del Titánic”, (más del 50% de la población).
Sin embargo, debe recordarse que un pueblo tiene Patria, que es el lugar de nuestros padres… pero que también tiene una MATRIA, es decir, el lugar de nuestra “Madre Cultura”. La Patria a la que los criollos indebidamente llamaron “México”, que viene de mexica, quien ha excluido y maltratado a sus hijos en estos dos siglos, no así la generosa Matria, que se llama Anáhuac y que tiene miles de años de existir y que a través de la Toltecáyotl nos ha legado los más firmes cimientos espirituales y materiales de lo que somos y tenemos. Ante el futuro y este mes de la Patria es pertinente y necesario pensar en la Matria. Porque no existe otra alternativa.
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sábado, 8 de septiembre de 2012
viernes, 7 de septiembre de 2012
Mujeres y migración internacional: crisis humanitaria
por Carmen R. Ponce Meléndez*
Viernes, 07 de Septiembre de 2012
Situación por demás evidente en el tema de migración internacional, en especial las mujeres pobres, una crisis humanitaria para México y para todos los países involucrados en esta diáspora forzada.
Se ha presentado el último informe de la administración calderonista: una suma de omisiones, saldos socioeconómicos negativos en salud, educación, empleo y salarios. Con impunidad y violencia a raudales para las mujeres porque para los neoliberales el mejor Estado es el que no existe.
Situación por demás evidente en el tema de migración internacional, en especial las mujeres pobres, una crisis humanitaria para México y para todos los países involucrados en esta diáspora forzada.
Retomando a Mauricio Farah: “Las autoridades a simular… las y los migrantes a morir”. Una síntesis muy clara de la política migratoria del país.
Son 25 mil cuerpos sin identificar, hay que identificarlos uno a uno para regresarlos a sus familias, 2 de cada 10 cuerpos exhumados son de mujeres.
Son afirmaciones de la antropóloga Mercedes Doretti, del Equipo Argentino de Antropología Forense, durante su participación en el panel “Mujeres en migración”, coordinado por Ana Luisa Ligouri y organizado por El Colegio de México, ONU Mujeres, el Instituto para las Mujeres en Migración, y la Fundación Ford para México y Centroamérica.
Los testimonios expresados en este panel son contundentes, también la propuesta de la cineasta nicaragüense Marcela Zamora: que cada quien haga lo que sabe hacer para contribuir a resolver este gravísimo problema humanitario… pero hay responsables.
Las migrantes en su tránsito y destino están en “tierra de nadie”, sin derechos, inermes ante “la bestia de la criminalidad” de la que habla María Teresa Priego (“María en tierra de nadie”, El Universal, 1 de septiembre de 2012).
En opinión del doctor Jorge Bustamante, especialista en el tema, el gobierno, al culpar exclusivamente al crimen organizado (sin hacer nada al respecto), sólo ha servido para encubrir y solapar los crímenes cometidos contra este grupo por la policía del país en los tres niveles de gobierno.
Sobre todo otorga impunidad a la enorme responsabilidad que tiene el Instituto Nacional de Migración y sus funcionarios corruptos y criminales, que forman parte fundamental de todo este proceso criminal de secuestros, violaciones, muerte y violencia.
En el periodo de la panista Cecilia Romero se descubrió la matanza de migrantes en San Fernando, Tamaulipas, y no obstante fue premiada con un cargo en su partido político.
Desde antes de 2007 el sacerdote Alejandro Solalinde denunció los secuestros, fueron 9 mil 758 migrantes (2009). Posteriormente en 2010 un informe especial de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) documentó 11 mil 333 secuestros. ¿Cuántas migrantes llegan a su destino y qué les espera?
Son invisibles, pero su trabajo crea infraestructura y riqueza, dice la socióloga Saskia Sassen, al referirse a las trabajadoras domésticas latinas en Estados Unidos, madres transnacionales en hogares anglosajones. Salen de sus países porque buscan empleo para salir de la pobreza extrema en la que viven.
La vida NO DEBERÍA estar en otra parte, con políticas que generaran empleos dignos, parafraseando el título del libro “La vida está en otra parte” de Mauricio Farah G., ex funcionario de la CNDH, en el que se documenta ampliamente la complicidad y desprotección del Estado hacia las migrantes mexicanas o de cualquier otra nacionalidad.
Las han convertido en pingües negocios para el crimen organizado; en seis meses generaron 25 mil millones de dólares. Sin contar con el gran “negocio” que ha representado para el país de destino contar con esa enorme reserva de mano de obra.
Pero las condiciones migratorias se han recrudecido por varios factores. La gran depresión de Estados Unidos limita los empleos, agudiza la xenofobia y el racismo. Situación muy explicitada en el panel por Elvira Arellano, trabajadora mexicana indocumentada y criminalizada; pasaron de indocumentadas a ilegales, incluso sospechosas de terrorismo.
Se les ha vinculado con el crimen organizado y la trata de personas. La política se orienta a que los pocos empleos son para las y los anglosajones y no importa que se separe a las familias, son las deportaciones que en la administración de Barack Obama han alcanzado cifras récord.
Michelle Brané, directora del Programa de Detención y Asilo de la Comisión para Mujeres Refugiadas, advirtió sobre el endurecimiento de la política migratoria de Estados Unidos. Política que los republicanos se han encargado de ratificar en su reciente Convención de Tampa, Florida, sepultando toda esperanza de una reforma migratoria por lo menos en lo que a ellos concierne.
En los países de origen de estas mujeres –incluyendo México–, también es muy sombrío el panorama económico, por eso siguen emigrando y aunque es cierto que no cuentan con información suficiente sobre los peligros que corren, igual seguirán tratando de llegar al norte.
Al reforzar la vigilancia y militarizarse la frontera norte se provocó que se cambiara la ruta de migración hacia lugares más peligrosos como Arizona, por las condiciones físicas del lugar, la falta de vigilancia y las fuertes condiciones políticas antiinmigrantes de ese estado.
A partir de que existe la muralla fronteriza mueren de una a dos personas por día; los desiertos de Sonora y Arizona se han convertido en cementerios de migrantes. Más que frenar la migración, esta política ha provocado más muertes y sufrimientos a estas mujeres.
Por su parte, en la frontera sur del país permea la corrupción gubernamental y el crimen organizado medra como “Juan por su casa”. Desde noviembre de 2011 está pendiente la publicación del Reglamento de la Ley de Migración; necesita unos buenos dientes.
También es absurdo que Estados Unidos, como país receptor, viole impunemente los derechos laborales y humanos de sus trabajadoras migrantes indocumentadas, y sólo se quede con los beneficios que generan a su proceso de acumulación de riqueza.
En su libro, Farah afirma que “la migración indocumentada hacia Estados Unidos, sobre todo la de mexicanas y centroamericanas, tiene fundamentalmente causas económicas y sociales… su gestión integral debe tener principalmente esta orientación y ser parte de la agenda económica y social”.
Propone “crear una fiscalía del migrante, que concentre la investigación de delitos cometidos contra este grupo… que la criminalidad antimigrante sea un punto relevante en la agenda del Consejo Nacional de Seguridad Pública”.
La lectura de este libro confirma que en cualesquier agenda o política migratoria que se instrumente deben reconocerse las especificidades de la migración femenina, que son muchas.
Aspecto que quedó clarísimo en el panel “Mujeres en migración” y directamente fue abordado por Ana Güezmes, directora regional de ONU Mujeres para México, Centroamérica, Cuba y República Dominicana. No hay informe de gobierno que pueda justificar esta catástrofe humanitaria.
http://www.kaosenlared.net/america-latina
Exigen el cese a los feminicidios y el esclarecimiento de las muertes de mujeres en el estado de oaxaca
por UCIZONI
Viernes, 07 de Septiembre de 2012
En estas tierras de grandes resistencias y en contra de la imposición, las mujeres luchamos día a día por preservar nuestra herencia cultural, por impulsar nuestros liderazgos que permitan ejercer plenamente nuestros derechos colectivos e individuales.
Fuente: Cencos
En el primer encuentro de Mujeres líderes: (socias, delegadas, autoridades comunitarias, promotoras de salud) de la Región del Istmo de Tehuantepec las mujeres indígenas, rurales y campesinas nos reunimos en el Marco del Día internacional de la Mujer Indígena, en el que:
Recordamos las miles de mujeres indígenas que han muerto a lo largo de la historia, que han dado su vida por un ideal, que han luchado, por sus derechos, contra la discriminación, los abusos y violencia y que aún así, han sabido transmitir su cultura a futuras generaciones.
En estas tierras de grandes resistencias y en contra de la imposición, las mujeres luchamos día a día por preservar nuestra herencia cultural, por impulsar nuestros liderazgos que permitan ejercer plenamente nuestros derechos colectivos e individuales.
Por lo cual exigimos:
Respeto a los pueblos indígenas.
No ser obligadas a aceptar prácticas culturales ajenas y que atenten contra nuestra propia identidad cultural.
Que se modifiquen las costumbres y tradiciones sociales, culturales, económicas que dañan o afectan la dignidad de la mujer indígena.
Respeto a nuestro derecho de consulta ante proyectos de inversión extranjera que atentan contra nuestra madre tierra y nuestros derechos a vivir en un ambiente con dignidad.
Cese a los feminicidios y al esclarecimiento de las muertes de mujeres en el Estado de Oaxaca, principalmente de nuestra hermana Bety Cariño, mujer mixteca que lucho por un municipio autónomo de los triquis.
Políticas gubernamentales que tomen en cuenta las necesidades e intereses específicos de género en las agendas políticas, económicas y gremiales.
El acceso a la tenencia de la tierra y/o propiedades sin los procesos burocráticos.
¡¡NO MÁS DISCRIMINACIÓN NI EXCLUSIÓN DE LA MUJER INDÍGENA!!
NI UNA AGREDIDA MAS, NO MÁS FEMINICIDIOS, SOMOS MUJERES MERECEMOS RESPETO NO GOLPES NI GRITOS!!
A LA OPINIÓN PÚBLICA
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A LA ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL
A LOS MOVIMIENTOS FEMINISTAS
AL GOBERNADOR GABINO CUE MONTEAGUDO
fuente: http://www.kaosenlared.net
EL GRAN ENGAÑO HISTÓRICO DE MÉXICO. Guillermo Marin
Gran parte de las personas que habitamos este vasto territorio llamado México, hemos vivido engañados los últimos dos siglos. Usados y explotados por un puñado de abusadores que han llegado sucesivamente a estas tierras y han explotado inhumanamente a los pueblos originarios y han depredado despiadadamente sus recursos naturales.
Para hacer posible esto, los colonizadores-explotadores fundamentalmente le han quitado “la memoria histórica a los invadidos”. Es decir, los han mantenido en un estado amnésico. No saben quiénes son, de dónde vienen y mucho menos a dónde van. Una inmensa masa de gente ignorante, desculturizada y desmemoriada. Tratando de ser…lo que el colonizador le impone que sea a su conveniencia. Trescientos años tratando de ser españoles y hasta le pusieron a esta tierra “La Nueva España”, después cien años pretendiendo fallidamente ser franceses y en el último siglo, hemos tratado de ser inútilmente norteamericanos. Permanentemente despreciando lo propio y exaltando frenéticamente lo ajeno.
Este enorme pueblo mestizo desculturizado, que rechaza tercamente ser indígena y desprecia rabiosamente la Cultura Madre. Que pretende ser “mestizo-europeizado” o de pérdida “moderno-agringado”. Se aleja de lo indígena y que nunca llega a ser español, francés o norteamericano. Ese ciudadano ignorante, vulgar, fatuo. Aquél que construye sus paradigmas existenciales en la televisión, en las marcas comerciales, en la “modernidad”, en el consumo. Ese que es en el fondo inseguro, violento, desconfiado, despiadado, temeroso, voraz y depredador. Ese que jamás será urbano, ni respetará una línea de personas, ese que rebasa por la derecha y se pasa los altos, el que se estaciona en doble fila y no da el paso a los peatones. El que tira basura en todas partes y siempre quiere sacar provecho personal de los demás…ese que desprecia a los indígenas y los campesinos y admira a los extranjeros. Ese que siempre se piensa por encima de los demás. Ese que no sabe nada de la historia antigua de la Civilización Madre que le da vida y esencia. Ese que por desgracias es la gran mayoría en este país. Este ciudadano es una perfecta creación del colonizador-explotador, así nos quieren así nos necesitan así los hacemos ricos.
Solo teniendo esa clase de gente, los colonizadores explotadores pueden seguir haciendo grandes fortunas y vivir en la injusticia más cínica. Como casi todos los grandes capitales de este país, están en manos de “CRIOLLOS”, es decir, hijos de extranjeros avecindados en este país. La riqueza de Carlos Slim, sus secuaces y sus paisanos es directamente proporcional a la ignorancia del pueblo que explotan. Poco menos del 10% de ¿mexicanos? (los criollos) posee el 40% de la riqueza nacional. Es decir, este país le pertenece a unos cuantos y los demás son…como ganado o pollos en granja. Más nada.
Este “país” nació gracias a una lucha entre criollos y peninsulares por el derecho de explotar a los invadidos. Nuestra profunda herencia civilizatoria de siete milenios y medio ha sido brutalmente cercenada. Se impuso un sistema colonial durante 3 siglos y los criollos traicionaron a sus parientes y les echaron encima a la inmensa masa de nativos pobres y sedientos de justicia. Esa fue la Guerra de “Independencia”. Toda cambió para seguir igual.
Los criollos se inventaron “su país”, al que le pusieron MÉXICO indebidamente, pues en la memoria histórica milenaria se sabe que estas tierras son EL ANÁHUAC. México viene de mexicas, de modo que los zapotecas, mixtecas, mayas y un largo etcétera no son mexicas y por ende, con propiedad, ¡mexicanos!
Durante el siglo XIX los criollos se dividieron en dos bandos: masones yorkinos-liberales-federalistas-republicanos (priístas) y se enfrentaron a los masones escoceses-conservadores-centralistas-monárquicos (panistas), en una guerra fratricida por el poder, en la que fuimos invadidos en dos ocasiones y nos quitaron más de la mitad del territorio. Ni los peninsulares ni los criollos les han dado una verdadera oportunidad a los pueblos originales y a la Cultura Madre en estos quinientos años de colonización y neo colonización.
La Colonia y el país…siempre han sido de ellos y para ellos. ¿Cómo lo han logrado?, quitándole la memoria histórica al vencido-invadido. Haciéndale creer primero que era súbito español y después “mexicano”. Que él desciende de españoles o franceses, que él nada tiene que ver con la civilización indígena que se presume muerta. Que ser parte de la Civilización Madre es cosa negativa y de bajo nivel, esto es ser: naco, yope, indio, ignorante, vulgar, pobre, que no es lo mismo pero es igual.
Rechazar su Cultura, sus orígenes, sus tradiciones, su historia, su fenotipo, su color de piel, rechazarse a sí mismo y tratar de ser un colonizador de su propio pueblo (a eso le han enseñado a llamarle “triunfar”). En un mundo depredador, en un país en donde es todos contra todos, en el que no se respeta la ley, en el que la corrupción es el aceite que mueve al sistema, en el que el más sinvergüenza es el más listo, en el que no hay justicia, equidad, ni piedad…en un país así, es como Carlos Silm puede hacerse el hombre más rico del mundo. El Sistema Colonial es eso precisamente, desorden, corrupción, vulgaridad, ignorancia, en el pueblo; porque piénselo bien amable lector, “a río revuelto, ¡ganancia de criollos neo colonizadores!
A los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos nos han engañado quinientos años. Nos han hecho perder nuestra memoria histórica, nuestro orgullo de ser herederos de una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta. Nos han hecho creer que fuimos “novohispanos” y que hoy somos “mexicanos”, pero desde la INVASIÓN hemos perdido la propiedad y conducción de nuestra NACIÓN. Nos han hecho olvidar (momentáneamente) que somos hijos del ANÁHUAC, que somos poseedores de una milenaria sabiduría de cómo vivir en armonía con nuestros semejantes y con la naturaleza. Nos han hecho perder nuestros conocimientos sobre el mundo y la vida. Nos han quitado el sentido sagrado y místico de la existencia. Nos han vuelto inseguros, frágiles, violentos, ignorantes, dependientes. De esta manera se explica el por qué Fox mandó quitar de los estudios de Secundaria la Historia antigua de México.
Este país llamado México NO nos pertenece, por lo menos a la gran mayoría. Existe un 10% de criollos que tienen el poder y el dinero, otro 10% poseen solo el 1% de la riqueza y por supuesto, son los pueblos indígenas. Y existe una inmensa masa del 80% de mestizos deculturizados, hijos del canal de las barras y las estrellas. Dispuestos a pintarse el cabello de amarillo, a untarse cremas blanqueadores, a ponerle a sus hijos nombres extranjeros, a ser consumidores “muuderrnos”, a comer comida chatarra y pasear en los “moles”, a vivir a crédito y cumplir el anhelo existencial de ir a Disneylandia.
Millones de “mexicanos” que viven entre las telecomedias, los partidos de fútbol, los noticieros, los “reality shoes” y los chismes de los artistas, la filosofía de Ramones, Brozo, Cristina y la flaco y el gordo. Creyendo en las farsas de la mañosa democracia electorera, esperando sacar mayor partido y mejor provecho personal de la política corrupta.
Gente vulgar, vana, superflua, que solo vive pensando en tener dinero y poder comprar y ver más televisión. Personas insensibles e inconscientes, embrutecidas, fácilmente manejables e influenciables y explotables.
La riqueza de unos cuantos se fundamenta precisamente en todo esto. En la pérdida de la memoria histórica, en la ignorancia de nosotros mismos, en el rechazo y desprecio que hemos aprendido a tener de “lo propio-nuestro”.
El invasor-colonizador-explotador nos puede permitir cualquier cosa, MENOS QUE RECUPEREMOS LA MEMEORIA HISTÓRICA y sepamos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde queremos ir, como individuos y como pueblo. Porque en eso memento se acaba su poder y su riqueza. Esta es la razón por la cual los mexicanos somos “INDEFENSOS EXTRANJEROS INCULTOS EN NUESTRA PROPIA TIERRA”. Conocedores de Europa y sabedores de qué color era el caballo blanco de Napoleón, el Coliseo Romano y el Partenón griego, pero totalmente ignorantes cuando vamos a Teotihuacán, Monte Alban o Chicen Itza.
Esta es la razón por la que no entendemos qué es lo que pasa “en nuestro país”. Pensamos que quienes tienen el poder y el dinero son hermanos nuestros y están preocupados solidariamente por nosotros, “el pueblo-su pueblo”. Que comparten un proyecto de mejora común, en el que nos ligan las mismas aspiraciones, anhelos y proyectos. Pero eso NO ES CIERTO, los que tienen el poder y el dinero desde 1521, solo pretenden explotar y depredar, para regresar a su verdadera tierra a disfrutar sus ganancias, como Slim que se la vive en Líbano.
El gran engaño es que “México” no nos pertenece, en cambio, El Anáhuac es nuestro futuro, el propio-nuestro. Solo tenemos que despertar recuperando la milenaria memoria histórica. Abrir los ojos y poner la mirada en el fondo de nuestro corazón. (2007)
fuentes:http://www.toltecayotl.org
viernes, 10 de agosto de 2012
Demandan acabar con agresiones hacia las indigenas
CEDAW ordena que fuerzas del Estado respeten sus DH
Demandan acabar con agresiones hacia las indígenas
Por Gladis Torres Ruiz
México, DF, 9 ago 12 (CIMAC).- El Comité de Expertas de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), exhortó al Estado mexicano a implementar acciones concretas para erradicar la discriminación y violencia contra las indígenas, en particular la ejercida por fuerzas del Estado.
En las recomendaciones emitidas el pasado 27 de julio, tras finalizar el 52 periodo de sesiones del Comité, las expertas expresaron su preocupación por la política de seguridad contra el crimen organizado, y la cual –afirmaron– ha repercutido negativamente en la vida de las indígenas, quienes son sometidas a mayores niveles de violencia, incluido el feminicidio, por parte de policías y militares.
Las especialistas llamaron al Estado mexicano a garantizar que las fuerzas castrenses o policiales que estén presentes o cerca de las comunidades indígenas, respeten los Derechos Humanos (DH) de las mujeres.
Martha Sánchez, de la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México, dijo que durante el diálogo con las expertas del Comité, las representantes de grupos civiles enfatizaron su exigencia de que se desmilitaricen los territorios indígenas.
Destacó que por primera vez mujeres de grupos étnicos de México estuvieron en Nueva York, para presentar un informe realizado por la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México, la organización CIARENA y el Foro Internacional de Mujeres Indígenas.
Sánchez abundó que se documentaron casos de violaciones sexuales contra mujeres indígenas, la violencia contra las comunidades, la violencia estructural y la criminalizacion a los pueblos originarios con el pretexto del combate al crimen organizado.
Las expertas del Comité retomaron las denuncias y solicitaron a México que adopte todas las medidas necesarias, para garantizar la aplicación efectiva de la legislación para prevenir y castigar la violencia contra las mujeres indígenas, así como asegurar a las víctimas el acceso a la justicia y la reparación del daño.
El Comité de la CEDAW pidió al Estado vigilar que todas las políticas y programas contra la pobreza incluyan la perspectiva de género y un enfoque intercultural, para eliminar la discriminación contra las indígenas.
También demandó medidas para enfrentar las disparidades que afectan a las indígenas en temas como acceso a la tierra y la propiedad, así como a los servicios sociales básicos, incluyendo educación y salud.
El Instituto Nacional de las Mujeres señala que el 76 por ciento de la población que habla alguna lengua indígena vive en pobreza extrema, en comparación con el 44 por ciento del resto de la población. El Índice de Desarrollo Humano de la población indígena es 11.3 por ciento menor que el de la población no indígena.
Hoy se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas y este año el tema es “Medios de comunicación indígenas: empoderando las voces indígenas”, con el objetivo de destacar la importancia de los medios de comunicación indígenas en el combate de los estereotipos, la proyección de su identidad, la comunicación con el mundo exterior, y su capacidad para influir en la agenda política y social.
En México hay 10 millones de indígenas, poco más del 10 por ciento de la población total. Se calcula que 6.5 millones hablan alguna de las 62 diferentes lenguas autóctonas.
De esas personas, más de 60 por ciento son mujeres monolingües y se caracterizan por conservar sus valores culturales, sus formas de vincularse con la naturaleza, de administrar justicia, organizarse para la producción, y por identificarse a sí mismas como indígenas, según información difundida durante el Encuentro Nacional Feminista 2010.
De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, 18.4 por ciento de los hogares indígenas declararon tener jefatura femenina.
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